12 de diciembre de 2011

El papel de colusión: La “pelota” en el tejado.

Me imagino que a pocos de vosotros os habrá dicho alguna vez el director de la oficina del banco: “Esto que me has traído es claramente papel de colusión, y por eso no te lo tomo”. Más bien la frase habría sido del estilo de “si tiramos este efecto al suelo seguro que rebota”.

Con las pistas dadas no todo el mundo sabrá ya lo que es el papel de colusión (collusion paper, o fraudulent drafts en inglés). El papel de colusión no es ni más ni menos que el papel pelota de toda la vida, dicho como definición académica son los “efectos cuya creación no obedece a una transacción comercial, sino que son puestos en circulación por el librador con el único fin de obtener fondos de la banca tras el descuento de dichos efectos, como si de papel comercial se tratase”.

Explicado en términos normales: la empresa necesita liquidez inmediata, en el banco no le abren ninguna línea de crédito porque ya se han agotado las posibilidades de incrementar riesgos y además el estudio de la póliza tardará al menos dos semanas, y necesitamos el dinero para ¡ya!. Pues nada, pongo en marcha la máquina y creo unos efectos de la nada (para que luego digan que el único que sabe crear a partir de la nada es Dios), los llevo al banco, me los descuentan y ya tengo efectivo para resolver mi problema.

Crear papel pelota es feo y malo, muy malo. Moralmente estás engañando al director del banco; ojo, no engañas al Banco, sino al director de la oficina, ese al que le pides los favores. Legalmente puede llegar a ser delito.

Como en todas las artes y materias, hay auténticos expertos en crear papel de colusión. Voy a detallar varios casos, todos ellos reales, de cosas bien hechas y de auténticas chapuzas en este campo:

- El empresario emite un pagaré de, por ejemplo, 4.000€, a favor de un amigo de otra empresa del mismo sector con quien en varias ocasiones ha trabajado conjuntamente. El amigo emite otro pagaré de 4.000€ a favor de nuestro empresario. Cada uno descuenta su pagaré en su banco y coge la liquidez necesaria. Cuando llega el vencimiento de los pagarés, que deberá de ser el mismo en ambos (suelen ser unos 90 días), cada uno paga su pagaré y aquí no ha pasado nada. Esta práctica es difícil de detectar, pero exige mucha confianza entre las dos empresas implicadas y tener la absoluta seguridad de recuperar los fondos necesarios para pagar el efecto emitido pasados los 90 días.

- El empresario compra una letra de cambio del importe necesario, la rellena con todos los datos y en el librado indica los de un cliente habitual, con su número de cuenta y todo. La lleva al banco y el director de dice que si no es aceptada no puede tomar la letra. El empresario se va y vuelve a las dos horas con la aceptación de la letra (con una firma tan falsa como todo lo demás). Este caso me pasó personalmente, y el empresario puso como aceptante de la letra a una persona que era cliente nuestra. Cualquier parecido entre la firma de nuestro cliente y la que figuraba en la aceptación de la letra era pura casualidad, y la casualidad no existe. Rompimos la letra delante del empresario, que ya no volvió a pisar la oficina.

- El empresario pone en marcha la impresora, o el programa informático, y empieza a generar recibos sin cortarse un pelo. Esta es la más chapucera, la más peligrosa, y la que responde a una situación más desesperada de todas. Generalmente el empresario confecciona una remesa de unos 10-12 efectos en la que todos son creados de la nada. Al vencimiento los clientes no pagan (porque no les corresponde)y viene todo devuelto, y ya tenemos el lío.

Para terminar recordar simplemente una de las pelotas más llamativas que me han pasado: El cliente trae un pagaré de una empresa importante de la que ya había descontado en otras ocasiones, para descontar. A la vista del pagaré surge el “instinto”, es algo inexplicable pero que a veces (pocas) pasa, se me ocurrió llamar al banco pagador y preguntar el nombre del titularidad de la cuenta de cargo del pagaré. Me dijeron que el titular era mi cliente… El resto de la historia os lo podéis imaginar.

Muchas gracias por leerme.

5 de diciembre de 2011

¡Socorro!, han intervenido mi banco. El Fondo de Garantía de Depósito

 

Banco de España lleva interviniendo entidades financieras desde 1978, es decir, lo de ahora no es algo nuevo. Pero como vivimos el “ahora” y parece que hay una oleada de intervenciones por parte de Banco de España de algunas entidades financieras, son muchas las personas que se preguntan si su dinero está seguro en el banco, o caja, que ha sido intervenido por Banco de España.

Hay que dejar claro que si Banco de España interviene en una entidad financiera es porque esa entidad financiera ha hecho algo mal anteriormente. Con esto no quiero decir que estuviese mal gestionada, sino simplemente que las expectativas que tenían cuando realizaron alguna de sus inversiones no se han cumplido y ahora esas inversiones se han ido al traste. Debemos de partir del supuesto de la buena fe de los administradores y no demonizar a aquellos que han tenido mala suerte, mal ojo, o malas compañías, en su gestión.

Si la entidad financiera intervenida estaba haciendo las cosas mal había que tener cuidado con prestarle dinero, pero ahora está en manos de Banco de España y el dinero depositado en esa entidad está mucho más seguro que antes, puesto que a partir de ahora sí que se van a hacer las cosas bien. Es como decir aquello de “si va mal y podemos aguantar no hay problema, si va mal y no podemos aguantar nos intervienen, entonces tampoco hay problema”. Otra cosa bien distinta es que el miedo es libre y cada cual tiene derecho a tener el suyo propio.

Pero debemos de tener en cuenta que si se desata el pánico y los clientes acuden en masa a retirar sus fondos del banco o caja estigmatizado de turno, será entonces cuando se estará creando un problema, puesto que a buen seguro no se les podrá pagar a todos, se correrá la voz de que no hay dinero en ese banco, y eso generará más pánico, y entonces los clientes correrán para llegar antes que otros y poder retirar sus fondos, y no habrá para todos, y se generará más pánico, y…

Al final es como casi todo en la vida, hay que usar el sentido común. En España disfrutamos de uno de los sistemas financieros más garantizados del mundo, el objetivo básico de Banco de España es “salvaguardar la estabilidad del sistema financiero, tratando de impedir que las importantes funciones que desempeña el sector bancario en la economía sufran perturbaciones significativas o puedan llegar a colapsarse”. Esto, dicho en lenguaje llano, quiere decir que Banco de España no va a dejar que ningún banco o caja cierre sus puertas dejando a los clientes en la calle.

Independientemente de todo lo anterior se han tenido que poner unos “límites de garantía” que se garantizan incluso aunque el banco o caja en cuestión cerrase sus puertas. Este límite se materializa en un fondo de ahorro, igual que los fondos de inversión o de pensiones, que garantiza actualmente una cifra máxima de 100.000 euros por cliente y entidad financiera. De cada cuenta o plazo fijo que cada persona tiene en una entidad financiera, esta entidad ingresa en este fondo una pequeña parte para poder pagar en caso de que se produzca esta contingencia.

Teniendo en cuenta la cantidad de dinero que hay en ese fondo y que Banco de España nunca va a dejar caer un banco o caja sin socorrer a sus clientes, creo que todos podemos respirar muy tranquilos y descansar todas las noches, aunque no seamos clientes de una entidad financiera intervenida.

23 de noviembre de 2011

¡¡ Indignado!!

Hace un tiempo un asesor financiero me contaba lo siguiente:

Hemos preparado un plan de viabilidad para una empresa cliente. El plan contempla reducir su tamaño y adaptarla a las ventas actuales, y desde ahí se propone un plan de crecimiento para los próximos años.

Hemos visitado todos los bancos con los que trabaja la empresa para poder financiar el proyecto. La primera respuesta por parte de todos los directores ha sido, más o menos, “no te preocupes, que para eso estamos, para ayudar”. En realidad todos han exigido garantías hipotecarias, a lo que el cliente no se opone, o pignoraciones de dinero, a lo que se les dice que no se puede porque no hay dinero para pignorar.

Han pasado dos meses. Se han tasado todas las viviendas, con valores que cubren de sobra los préstamos solicitados. El empresario ha accedido a todas las condiciones de los bancos respecto a incorporar los avales de sus hijos, seguros, traspaso de planes de pensiones,…

La respuesta tras dos meses ha sido que “riesgos no ve la operación”.
¿Por qué han hecho gastar ese dinero al cliente?, ¿No podría haberse visto la operación en menos plazo y no perder dos meses?, ¿Disfrutan los bancos viendo implorar a un empresario cuyo deseo es seguir trabajando?.

Aún no sabemos el desenlace, pero posiblemente acabe en un concurso de acreedores.”

Ahora me corresponde a mí partir una lanza por mis antiguos compañeros de profesión:

En primer lugar, creo que todo aquel director de oficina bancaria a quien de verdad le guste su trabajo y disfrute con él, lo que de verdad le gusta es ayudar a las personas y a las empresas. Considero por tanto que la primera respuesta que se indica, y que suele ser la dada por la mayoría de los bancos es la correcta si al director de la oficina le gusta lo que hace. Si no le gusta lo que hace, se limita a pedir papeles y ponerlo difícil (“a ver si no me trae la documentación y una cosa menos que tengo que montar”).

Sí que es cierto que en el relato citado se han cometido dos grandes errores:

EL PRIMERO: Realizar las tasaciones sin tener la seguridad de que la operación iba a resultar autorizada, una tasación de vivienda puede costar entre 200 y 300 euros, y si es de nave o solar pueden ser fácilmente más de 600. No se debe de hacer gastar dinero al cliente si no tenemos la absoluta certeza de que lo va a rentabilizar, y más en los tiempos que corren.

EL SEGUNDO: Tardar dos meses en dar respuesta. Cualquier operación que se plantee, por complicada que sea, no dura más de 2 semanas en un departamento de inversiones desde que está completa. Aquí es donde está el problema: o bien mi confesor solo ha tenido en cuenta la fecha de solicitud para calcular el plazo, o bien el director se ha despistado y ha tenido el expediente en su mesa durante al menos 2 semanas sin tocarlo; y después lo ha remitido urgente. Tengo ejemplos de los dos casos a montones.

Respecto a la tercera pregunta que lanza al aire: No, las personas en su sano juicio no disfrutan viendo implorar a nadie. Una de las mayores vergüenzas que debe de pasar un director de oficina es comunicar que se ha denegado una operación cuando él está absolutamente seguro de que es viable, y que además ya casi le había dado por hecho al cliente que saldría autorizada.

Es un momento muy delicado, estás rompiendo las expectativas de una persona, expectativas que quizá tú mismo has alimentado por no negarte tajantemente al principio y creer en ellas.

El narrador del relato estaba indignado (palabra que está perdiendo el sentido últimamente), pero no es contra el director de la oficina contra quien tiene que lanzar sus iras, porque éste es solo es un profesional con un grave problema, porque al mismo tiempo que le exigen negocio (por eso está simpático al principio y lo ve todo positivo) le cortan las alas para obtenerlo (al denegar la operación).

29 de octubre de 2011

Terminología bancaria: La CIRBE

Recuerdo a un presunto cliente al que le puse delante el documento de autorización de consulta a la CIRBE, tras explicarle brevemente qué era aquel papel y lo que su firma suponía me indicó que tenía que salir al coche a por las gafas para poder firmar… Creo que realmente necesitaba gafas puesto que nunca regresó, debo de suponer que jamás encontró el coche.

Bromas aparte, este señor no tenía ninguna intención de firmarme aquel papel porque hacerlo suponía dejar al descubierto todo su endeudamiento bancario, y hacía escasos minutos me había asegurado no tener ningún tipo de deuda.

Entonces, ¿qué es la CIRBE, que su sola mención causa escalofríos en algunas personas?. Pues no es ni más ni menos que la Central de Riesgos de Banco de España, una base de datos alimentada por todas las entidades financieras que informa sobre los préstamos, pólizas, descuento, leasings, factorings, avales, y riesgos en general, que tenga cualquier ciudadano o empresa en cualquier entidad de crédito española.

Esta información es totalmente confidencial y solo está disponible de entrada para los propios informantes de cada cliente, es decir, si yo tengo un préstamo en el Banco Acción (imaginario) desde ese mismo banco podrán consultar mis datos en la CIRBE, pero para poderlos consultar desde cualquier otro me deben de pedir autorización escrita.

¿Qué contiene la CIRBE?. Contiene el nombre y NIF de cada persona, junto al importe que sume su deuda (en miles de euros redondeados) a final de cada mes, también diferencia entre el tipo de deuda de que se trata (comercial, financiero, avales, leasings, etc.…), la moneda, el plazo de la operación y las garantías de la misma. También debo de destacar que si el cliente tiene alguna posición morosa o fallida ésta aparece en lugar destacado.

¿Para qué sirve?. Tiene muchas utilidades, una de las más importantes es usarla para su comparación con la información que el cliente ha facilitado en el pool bancario y ver si éste es o no veraz. En el caso de particulares se usa para saber hasta donde están de endeudados y si se pueden endeudar más o no. Como la CIRBE se actualiza mensualmente es muy fácil de comparar con los últimos recibos pagados de préstamo.

¿Qué debemos de tener en cuenta respecto a la CIRBE?. Pequeños detalles que es conveniente conocer. 

  a) En el caso de las líneas de descuento y pólizas de crédito informa tanto del límite disponible como del importe realmente utilizado.

  b) Informa a partir de 6.000 Euros de riesgo, esto supone que si tenemos una tarjeta de crédito de 6.000€ o más, también aparecerá.

  c) Informa de los riesgos indirectos, es decir, cuando firmamos a otra persona como avalista también aparece en nuestra CIRBE.

  d) Para las sociedades: Los bancos intentan siempre cuadrar la CIRBE de diciembre con los datos de endeudamiento que aparecen en el balance de cierre del ejercicio. Debemos de tener en cuenta que ambos documentos se han cerrado en la misma fecha y que por tanto deberían de dar una información homogénea. Por mi parte yo nunca fui capaz de cuadrar una CIRBE con un balance, pero será cosa mía.

En fin, hay muchas más cosas que podríamos contar de la CIRBE, pero no trato de ser exhaustivo sino de dar una idea general de lo que se trata.

22 de octubre de 2011

Terminología bancaria: El “pool bancario”

Hace un tiempo una persona con más de 5 años de experiencia en el mundo de la empresa y acostumbrada a hablar con los bancos me dijo:

- Me han llamado del banco por la renovación de la póliza y me han dicho que les prepare un pull bancario. Por vergüenza no le he preguntado al director qué era eso, ¿me lo puedes explicar?.

Es cierto que hay, me imagino que como en todas las profesiones, unos términos que para los que trabajamos (o trabajábamos) en este sector son muy habituales pero que para el resto de los mortales pueden parecer cosas raras.

Para quien no esté acostumbrado a oír esta expresión y se le antoje comprobar con un diccionario delante qué narices quiere decir eso de pool, o pull, o como sea que se escriba (creo que son de esas cosas que van pasando mediante tradición oral de un empleado de banca al siguiente, sin que nadie lo haya escrito nunca en una solicitud formal de información a un cliente) se puede llevar la sorpresa de encontrarse ante una “charca bancaria”, o bien un “arrastrar bancario”. 

Pero lo que aquí pretendemos es desvelar el significado de esta expresión, ¿qué es el pool bancario?, pues no es ni más ni menos que un documento que recoge todas las fuentes de financiación bancaria con las que trabaja una empresa, es decir, un documento en el que se detallan todos los préstamos, pólizas de crédito, líneas de descuento, leasings, confirmings, factorings, avales bancarios y en general cualquier producto que tenga contratado la empresa en cualquier entidad financiera para obtener financiación, ya sea a corto o a largo plazo.

Este documento suele ser una simple tabla de Excel que incluye, al menos, el nombre del banco, el producto concreto de que se trata y el límite concedido, no conviene entrar en detalles de las cantidades utilizadas, sino que es mejor ceñirnos al límite concedido (no obstante si el empleado/analista del banco nos solicita los dispuestos se los daremos verbalmente y en el acto, de manera que parezca que controlamos perfectamente la tesorería de nuestra empresa), tampoco hay que especificar los tipos de interés, comisiones o similares, ya que le estaremos dando pistas a nuestro banco de cómo nos trata la competencia y no debemos de desvelar nunca este misterio.

Hay que tener en cuenta dos cuestiones importantes a la hora de realizar un pool bancario, la primera es que, en general, los bancos consideran como un indicador de buena gestión financiera el mantener confeccionado un pool bancario con un buen nivel de actualización. La segunda es que nunca debemos de mentir puesto que el banco siempre va a cotejar los datos facilitados con los de la CIRBE.

¿Que qué es la CIRBE? Eso queda para la próxima entrada, que prometo no demorar en el tiempo tanto como esta.

Actualización 12-07-2012: adjunto un modelo de pool bancario para que sirva de orientación a todo aquel que lo necesite: Pool Bancario

30 de septiembre de 2011

Hoy ha sido un buen día.

Efectivamente, hoy por fin me he despedido de mi oficina. A partir de mañana mismo(realmente en unos minutos) seré una persona nueva con nuevos proyectos y por supuesto con nuevos problemas.

No se si este es el sitio ideal para hacer balance, pero creo que debo de ser un poco más explícito que en mi primera entrada, para que todos aquellos que lean esto se den cuenta de que no están ante un loco que ha decidido romper con todo y dedicarse a la buena vida.

Podría haberlo hecho, abandonarlo todo y dedicarme a la vida contemplativa, como el protagonista de esta canción, o desaparecer y renacer posteriormente como un ave fénix con el único ánimo de reírme de todo lo que me rodea, como el protagonista de esta serie de televisión de los 70.

Pero no, creo que las personas debemos de evolucionar constantemente, que quien se acomoda y deja de crecer, o deja de tener curiosidad por crecer como persona, sencillamente deja de serlo para convertirse en una especie de robot programado que todos los días realiza las mismas tareas. No digo con esto que todos tengamos que cambiar de trabajo para evolucionar, hay otras formas, solo que la que yo he elegido es esta. Por si alguien tiene dudas yo ya había llegado a la fase de robot hace unos años, hasta tal punto que tuvo que suceder un acontecimiento desagradable para darme cuenta de ello.

Una vez repuesto del susto concentré todos mis esfuerzos en “dar el salto”, hasta tal punto que descuidé en cierto modo mi trabajo. Esto me ha llevado a una situación de mayor infelicidad que ha durado varios meses ya que, por un lado, no estaba satisfecho por no estar todavía en disposición de salir de allí y, por el otro lado, estaba también insatisfecho con mi trabajo, puesto que sabía que estaba faltando a mi deber en ciertos aspectos del mismo.

Por eso hoy es un buen día, ya he salido, ya soy libre, ya no dejo de cumplir con mi deber para con la empresa por atender otras tareas, sobre todo porque ya no pertenezco a la empresa.

Es el momento de hacer borrón y cuenta nueva.

Voy a tomarme unas semanas sabáticas y volveré al mundo empresarial y al mundo bancario y de las finanzas, pero de otro modo. Volveré desde el otro lado, como un converso, aunque me temo que en el que hasta hace un rato era mi banco me verán más bien como un zombi que regresa desde la tumba para comerles el cerebro.

22 de septiembre de 2011

Swaps y derivados financieros III: Intervinientes, el cliente.

El cliente que ha firmado un contrato de este tipo ha sido normalmente un cliente antiguo de la oficina y conocido de sobra por la plantilla. Este cliente confía plenamente en el director de la sucursal porque éste siempre le ha tratado bien y no le ha hecho ninguna “jugada”.

Este cliente firma a ojos cerrados y sin leer cualquier documento que el director le ponga delante, simplemente con las explicaciones verbales que éste le dé. Ese ha sido el gran error que han cometido la inmensa mayoría de personas que han firmado algún producto de este tipo, que conste que no pretendo, ni mucho menos, echar la culpa de sus propios males a los clientes “engañados”, pero deberemos de reconocer que han sido un poco díscolos con su firma, estampándola sin miramientos en cualquier lugar que diga “EL CLIENTE”.

Poco después de la firma todo sigue funcionando con perfecta normalidad, hasta que el Euribor comienza a descender (como ya hemos contado) y entonces surgen los problemas. A partir de este momento el director del banco deja de ser nuestro amigo y se convierte en el objeto de nuestras iras.

La culpabilidad del director se agrava todavía más por su propia causa, ya que si conociera bien el producto que nos ha vendido (nociones básicas de cualquier manual de ventas) en este momento podría razonar y rebatir nuestras quejas con unos argumentos sólidos que, si bien nos van a dejar igual de jodidos que estábamos, nos van a dar un punto de vista distinto e incluso podría darse el caso de que nos convencieran.

Vamos a terminar con las entradas de derivados y swaps (hasta que en un futuro más o menos lejano me decida a detallar los tipos de derivados más utilizados y su mecánica), con una última reflexión: Todos, absolutamente todos los intervinientes en un contrato de derivados financieros tienen su propia parte de culpa, y cuando digo intervinientes me refiero tanto a los directos como a los indirectos, es decir, por parte del banco son tanto el director de la oficina como el director de zona, el territorial, el director general y el consejero delegado; y por parte del cliente tan culpable es él mismo como sus consejeros y asesores, que no le pararon los pies al abrigo de unos primeros meses provechosos.

Porque no podemos perder de vista que si el Euribor hubiese mantenido la senda ascendente que todos esperábamos inicialmente, el desenlace habría sido bien distinto puesto que los clientes habrían estado cobrando dinero todos los meses, en lugar de tener que pagarlo, y no se hubieran producido la cantidad de denuncias que ha habido.

12 de septiembre de 2011

Swaps y derivados financieros II: Intervinientes, el director de oficina.

Una vez visto como estaba el panorama en el sector bancario y sus alrededores en el momento de máximo apogeo de estos derivados vamos a intentar adivinar qué motivaba a cada uno de los intervinientes a firmar estos contratos.

De entrada debemos de tener claras dos cuestiones fundamentales en cuanto a la preparación previa de las partes: 1, La inmensa mayoría de los clientes no sabían lo que estaban firmando. 2, Un gran número de directores de oficina tampoco.

¿Quien es el director de la oficina?, En principio podríamos decir que es la persona que a ojos de la clientela está al frente de todo, responsable tanto del buen funcionamiento de la oficina como de la consecución de sus objetivos. A ojos del banco también está al frente de todo. El problema es que el “todo” de los clientes no suele ser el mismo “todo” que el del banco, pero ese es un tema a tratar en otras entradas futuras.

Respecto a los swaps, creo que no sería demasiado atrevido asegurar que al menos un 50% de los directores de banco que han firmado algún derivado no sabían exactamente lo que estaban colocando. El conocimiento del producto se resumía generalmente en una característica fundamental del mismo: genera elevadas comisiones que además el cliente no percibe porque generalmente él no las paga. A mayor importe y mayor plazo más comisiones.

Como la presión para la contratación de derivados partía generalmente del Consejero Delegado y de ahí se expandía a toda la estructura de la entidad financiera la consigna era clara: Había que hacer derivados para generar comisiones. Se autorizaban préstamos con la condición indispensable de formalizar un swap al mismo tiempo, llegando a firmar auténticos disparates.

Como ejemplo, no real al 100% pero sí inspirado en la realidad, supongamos que se autoriza un préstamo de 80.000€ a 5 años a tipo variable y al mismo tiempo se obliga al cliente a firmar un swap a tipo de interés fijo para 250.000€ a esos mismos 5 años.

Si el interés sube el banco paga la diferencia entre el interés real y el contratado en el derivado, y si baja es el cliente quien debe de liquidar la diferencia, de manera que el tipo final resultante siempre es el mismo.

Con la bajada de intereses que ya hablamos en la anterior entrada la situación se complica mucho: El cliente ha firmado en dic-2007 un préstamo de 80.000€ a un interés variable del 5,80%; al mismo tiempo se ha firmado el citado swap de 250.000€ al 6% fijo. En dic-2008 el cliente está pagando un 2,41% en el préstamo de 80.000€ y además debe de pagar unos intereses del 3,59% (6 menos 2,41) sobre los 250.000€ del derivado. En resumen, está pagando la cuota de su préstamo más unos 750€ al mes (más o menos) de intereses del swap.

Otra cosa, el cliente piensa que esos 750€ mensuales se los está embolsando el banco, pero no, ese dinero va a parar al banco corresponsal con el que el nuestro ha cuadrado la operación, este banco es quien pagó la comisión al formalizar el swap. Vamos, que una vez formalizado un swap a nuestro banco le da igual cómo vaya el tipo de interés, puesto que él tiene sus posiciones cuadradas.

Con lo que creo que no contaban es con los problemas legales y de reputación que podrían traer consigo estas prácticas.

6 de septiembre de 2011

Swaps y derivados financieros I: El Entorno.

 

  Me atrevería a asegurar que más del 90% de las personas que han firmado un contrato de “permuta financiera” (otra forma más de llamar a estos contratos) en calidad de clientes no sabían lo que estaban firmando.

  Estos productos son los que han generado el mayor número de demandas a las entidades financieras españolas, ya no solo ante Banco de España, sino también en los tribunales.

 Desde una posición que pretende ser imparcial, y con el ánimo de aclarar un poco este asunto voy a tratar de desglosar estos productos en sus partes más pequeñas, intentando al mismo tiempo ayudar a aquellas personas que han firmado alguno de estos contratos a entender un poco mejor lo que les ha pasado.

ENTORNO LEGAL.  Aunque si se lo cuentas a un amigo en el café o tomando una cerveza lo más probable es que se ría de ti, todo este lío comenzó con la buena intención por parte del gobierno de proteger a los clientes de los bancos ante una subida de tipos, obligando a éstos por ley a ofrecer productos que contrarrestaran estas subidas. El ánimo de la ley era bueno, pero su aplicación fue desastrosa.

En el momento de la publicación de la ley el Euribor estaba entorno al 3% y bajando. Con estas expectativas a la banca no le interesaba ofrecer estos productos, puesto que los movimientos de los tipos de interés eran muy suaves y no hacían atractivo el producto.

TIPO DE INTERÉS.  El tipo de interés se mantuvo estable en una banda de entre el 2% y el 3% entre diciembre de 2002 y marzo de 2006, es decir, 40 meses de absoluta tranquilidad en los intereses, que fueron acompañados de un período de bonanza económica. Todo funcionaba.

A partir de marzo de 2006 la cosa cambia, el Euribor encadena continuas subidas de interés hasta que en diciembre de 2007 su media mensual rozó el 4,8%.  Este fue el caldo de cultivo. Esta situación era la idónea para comenzar a colocar swaps.

Pero ahí no acabó todo, pocos meses después, en junio de 2008, el Euribor tuvo su mayor subida diaria de la historia, alimentado por unas declaraciones del Presidente del Banco Central Europeo. En los meses posteriores y con la crisis financiera internacional en todo lo suyo el Euribor se asentó por encima del 5,3%.

La puntilla fue que una empresa de análisis y previsiones económicas auguró que el Euribor podría cerrar el año 2008 en un 6%.

Ya tenemos el fuego encendido. Con este panorama los bancos tienen carta blanca, te dicen y redicen que el interés va a seguir subiendo y te dan principalmente dos opciones, una, convertir el tipo de interés de tu préstamo de variable a fijo, y otra, fijar una banda de interés máximo y mínimo de la que tu préstamo nunca se pueda salir.

¿Y cómo se hacen estas conversiones de forma fácil y barata (la contratación de estos productos no tiene coste habitualmente) sin pasar por notario y sin tener que liquidar nuevamente impuestos?. Pues muy fácil, firma aquí.

Y si a cualquiera de nosotros no dan estos argumentos firmamos sin dudarlo.

PROBLEMA. El Euribor de diciembre de 2008 no fue el 6%, sino el 3,45%. En julio de 2009 (un año después de situarse en un 5,39%) su valor era del 1,41%.

30 de agosto de 2011

Presentación.

En primer lugar debo de aclarar que el título del blog, a día de hoy, no se corresponde con la realidad, puesto que actualmente sigo siendo director de una sucursal bancaria. No obstante y puesto que he decidido pasarme “al otro lado”, el nombre del blog me parecía bastante correcto ya que en el plazo máximo de un mes ese nombre debe de hacerse realidad.

Alguien podría preguntarse porqué un director de banco, con un buen sueldo, con un trabajo cómodo, con estabilidad laboral, etc., es decir, con un trabajo que parece ser en la actualidad una panacea, de momento decide dejar el banco, crear un blog, y dedicarse a escribir acerca de su experiencia profesional y ponerse al servicio de los (escasos) lectores para ayudarles en su pelea diaria con los bancos.

Motivos hay muchos, algunos personales, otros profesionales, y otros inconfesables.

Lo que he descrito unos párrafos antes es cierto, QUIERO AYUDAR, quiero utilizar mi experiencia en el “lado oscuro” y el conocimiento que tengo del mismo para poder ayudar tanto a las empresas y personas que sufren los vaivenes y caprichos de los directivos de banca, como a los pobres empleados de las oficinas, que no son banqueros (esos son los dueños de los bancos) sino bancarios, empleados que solamente trabajan por un sueldo y que la mayoría de las veces son victimas tanto de la ira del cliente como de la de su jefe.

Quedan abiertos los comentarios, para todo aquel que quiera expresarse en público, así como el correo electrónico ex-director@hotmail.es, para quien desee hacerlo en privado. Prometo responder a todo lo que esté a mi alcance, y en caso de que no lo esté, poner los medios disponibles para dar al menos un boceto de solución.

Saludos.