12 de diciembre de 2011

El papel de colusión: La “pelota” en el tejado.

Me imagino que a pocos de vosotros os habrá dicho alguna vez el director de la oficina del banco: “Esto que me has traído es claramente papel de colusión, y por eso no te lo tomo”. Más bien la frase habría sido del estilo de “si tiramos este efecto al suelo seguro que rebota”.

Con las pistas dadas no todo el mundo sabrá ya lo que es el papel de colusión (collusion paper, o fraudulent drafts en inglés). El papel de colusión no es ni más ni menos que el papel pelota de toda la vida, dicho como definición académica son los “efectos cuya creación no obedece a una transacción comercial, sino que son puestos en circulación por el librador con el único fin de obtener fondos de la banca tras el descuento de dichos efectos, como si de papel comercial se tratase”.

Explicado en términos normales: la empresa necesita liquidez inmediata, en el banco no le abren ninguna línea de crédito porque ya se han agotado las posibilidades de incrementar riesgos y además el estudio de la póliza tardará al menos dos semanas, y necesitamos el dinero para ¡ya!. Pues nada, pongo en marcha la máquina y creo unos efectos de la nada (para que luego digan que el único que sabe crear a partir de la nada es Dios), los llevo al banco, me los descuentan y ya tengo efectivo para resolver mi problema.

Crear papel pelota es feo y malo, muy malo. Moralmente estás engañando al director del banco; ojo, no engañas al Banco, sino al director de la oficina, ese al que le pides los favores. Legalmente puede llegar a ser delito.

Como en todas las artes y materias, hay auténticos expertos en crear papel de colusión. Voy a detallar varios casos, todos ellos reales, de cosas bien hechas y de auténticas chapuzas en este campo:

- El empresario emite un pagaré de, por ejemplo, 4.000€, a favor de un amigo de otra empresa del mismo sector con quien en varias ocasiones ha trabajado conjuntamente. El amigo emite otro pagaré de 4.000€ a favor de nuestro empresario. Cada uno descuenta su pagaré en su banco y coge la liquidez necesaria. Cuando llega el vencimiento de los pagarés, que deberá de ser el mismo en ambos (suelen ser unos 90 días), cada uno paga su pagaré y aquí no ha pasado nada. Esta práctica es difícil de detectar, pero exige mucha confianza entre las dos empresas implicadas y tener la absoluta seguridad de recuperar los fondos necesarios para pagar el efecto emitido pasados los 90 días.

- El empresario compra una letra de cambio del importe necesario, la rellena con todos los datos y en el librado indica los de un cliente habitual, con su número de cuenta y todo. La lleva al banco y el director de dice que si no es aceptada no puede tomar la letra. El empresario se va y vuelve a las dos horas con la aceptación de la letra (con una firma tan falsa como todo lo demás). Este caso me pasó personalmente, y el empresario puso como aceptante de la letra a una persona que era cliente nuestra. Cualquier parecido entre la firma de nuestro cliente y la que figuraba en la aceptación de la letra era pura casualidad, y la casualidad no existe. Rompimos la letra delante del empresario, que ya no volvió a pisar la oficina.

- El empresario pone en marcha la impresora, o el programa informático, y empieza a generar recibos sin cortarse un pelo. Esta es la más chapucera, la más peligrosa, y la que responde a una situación más desesperada de todas. Generalmente el empresario confecciona una remesa de unos 10-12 efectos en la que todos son creados de la nada. Al vencimiento los clientes no pagan (porque no les corresponde)y viene todo devuelto, y ya tenemos el lío.

Para terminar recordar simplemente una de las pelotas más llamativas que me han pasado: El cliente trae un pagaré de una empresa importante de la que ya había descontado en otras ocasiones, para descontar. A la vista del pagaré surge el “instinto”, es algo inexplicable pero que a veces (pocas) pasa, se me ocurrió llamar al banco pagador y preguntar el nombre del titularidad de la cuenta de cargo del pagaré. Me dijeron que el titular era mi cliente… El resto de la historia os lo podéis imaginar.

Muchas gracias por leerme.

5 de diciembre de 2011

¡Socorro!, han intervenido mi banco. El Fondo de Garantía de Depósito

 

Banco de España lleva interviniendo entidades financieras desde 1978, es decir, lo de ahora no es algo nuevo. Pero como vivimos el “ahora” y parece que hay una oleada de intervenciones por parte de Banco de España de algunas entidades financieras, son muchas las personas que se preguntan si su dinero está seguro en el banco, o caja, que ha sido intervenido por Banco de España.

Hay que dejar claro que si Banco de España interviene en una entidad financiera es porque esa entidad financiera ha hecho algo mal anteriormente. Con esto no quiero decir que estuviese mal gestionada, sino simplemente que las expectativas que tenían cuando realizaron alguna de sus inversiones no se han cumplido y ahora esas inversiones se han ido al traste. Debemos de partir del supuesto de la buena fe de los administradores y no demonizar a aquellos que han tenido mala suerte, mal ojo, o malas compañías, en su gestión.

Si la entidad financiera intervenida estaba haciendo las cosas mal había que tener cuidado con prestarle dinero, pero ahora está en manos de Banco de España y el dinero depositado en esa entidad está mucho más seguro que antes, puesto que a partir de ahora sí que se van a hacer las cosas bien. Es como decir aquello de “si va mal y podemos aguantar no hay problema, si va mal y no podemos aguantar nos intervienen, entonces tampoco hay problema”. Otra cosa bien distinta es que el miedo es libre y cada cual tiene derecho a tener el suyo propio.

Pero debemos de tener en cuenta que si se desata el pánico y los clientes acuden en masa a retirar sus fondos del banco o caja estigmatizado de turno, será entonces cuando se estará creando un problema, puesto que a buen seguro no se les podrá pagar a todos, se correrá la voz de que no hay dinero en ese banco, y eso generará más pánico, y entonces los clientes correrán para llegar antes que otros y poder retirar sus fondos, y no habrá para todos, y se generará más pánico, y…

Al final es como casi todo en la vida, hay que usar el sentido común. En España disfrutamos de uno de los sistemas financieros más garantizados del mundo, el objetivo básico de Banco de España es “salvaguardar la estabilidad del sistema financiero, tratando de impedir que las importantes funciones que desempeña el sector bancario en la economía sufran perturbaciones significativas o puedan llegar a colapsarse”. Esto, dicho en lenguaje llano, quiere decir que Banco de España no va a dejar que ningún banco o caja cierre sus puertas dejando a los clientes en la calle.

Independientemente de todo lo anterior se han tenido que poner unos “límites de garantía” que se garantizan incluso aunque el banco o caja en cuestión cerrase sus puertas. Este límite se materializa en un fondo de ahorro, igual que los fondos de inversión o de pensiones, que garantiza actualmente una cifra máxima de 100.000 euros por cliente y entidad financiera. De cada cuenta o plazo fijo que cada persona tiene en una entidad financiera, esta entidad ingresa en este fondo una pequeña parte para poder pagar en caso de que se produzca esta contingencia.

Teniendo en cuenta la cantidad de dinero que hay en ese fondo y que Banco de España nunca va a dejar caer un banco o caja sin socorrer a sus clientes, creo que todos podemos respirar muy tranquilos y descansar todas las noches, aunque no seamos clientes de una entidad financiera intervenida.