10 de septiembre de 2013

El fallo de Madrid2020, las oportunidades perdidas y la ley de mecenazgo.

 

El año pasado a estas alturas más o menos escribía textualmente: “agradezco las más de 3.200 visitas que tiene el blog en su primer año de vida”. Pues bien, las visitas en este su segundo año han sido superiores a las 12.000. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS. Quiero advertir que aunque voy a mantener la temática general del blog, voy a empezar a incluir algunas entradas sobre temas deportivos en cuanto a su relación con la economía, tanto real como financiera. Y por encima de todo intentaré no hablar de fútbol, a ver cómo me sale.

Bueno, vamos al tema: Las Cuasi-Olimpiadas de Madrid (2020, 2016 y 2012). En estos días se ha oído de todo: que si se las han dado a Tokio porque en Madrid está casi toda la inversión hecha y no se puede “poner el cazo”; que si la culpa es de la dejadez demostrada ante el dopaje; que si la culpa es del discurso de Ana Botella; etc.…

No voy a entrar a valorar de quien es la culpa, pero lo que si tengo muy claro es que estas Olimpiadas eran muy necesarias para España (otro error, se trata de ofrecer algo al movimiento olímpico, no aprovecharse de él) y sobre todo para los deportes olímpicos, en su mayor parte tremendamente minoritarios y desconocidos.

Por otro lado reconozco que no nos las merecíamos, estamos embrutecidos con el fútbol, tanto que las televisiones son capaces de retransmitir un torneo de alevines o plantar cámaras permanentemente delante de los estadios para ver si alguien sale con el gesto torcido tras un entrenamiento (“Se respira mal ambiente en Madrid” diría la prensa barcelonista), mientras que no se atreven a gastar 80.000€ en la retransmisión del tercer o cuarto acontecimiento deportivo en importancia a nivel planetario.

Si, los aficionados al atletismo pudimos ver este verano el Mundial de Atletismo de Moscú gracias a que Cárnicas Serrano pagó estos 80.000€ a la IAAF y cedió los derechos a Teledeporte para que emitiera el Mundial. Pero esto no solo afecta al atletismo… ¿porqué pudimos ver en directo los Mundiales de Natación de Barcelona este mismo verano?. Porque eran en Barcelona y a RTVE le salía gratis emitirlos, además de que eran los encargados de grabar la señal internacional. Y si esto pasa con natación y atletismo imaginen que puede pasar con la halterofilia, remo, esgrima, bádminton, y un largo etcétera de deportes olímpicos que solo vemos una vez cada cuatro años. Se que estarán pensando que la culpable de todo esto es la crisis, que imposibilita gastar dinero en según que cosas y que las televisiones no gastan en aquello que no perciben va a ser rentable. Pero da pena que justo antes de un acontecimiento tan importante como la elección de la sede olímpica ningún político de los que ahora se rasgan las vestiduras diera un paso al frente para presionar y que se emitiera el Mundial del deporte olímpico más reconocible, porque todo cuenta...

Ahora llega el segundo problema, los deportistas que practican estas especialidades no mayoritarias y se encuentran en el alto nivel (entre los 20 primeros del mundo por ejemplo) deben de entrenar al menos con el mismo nivel de exigencia que cualquier jugador de fútbol, tenis, baloncesto, o de cualquier otro deporte profesional. Para ello deben de hacer doble sesión de entrenamiento la mayor parte de los días, pero aquí no hay sueldos galácticos, y tienen que comer.

Hay establecidas unas becas del Programa ADO para ello, que tratan de ayudar a los deportistas olímpicos que ya han destacado a nivel internacional mediante una especie de sueldo mensual para que se puedan dedicar a entrenar, que es lo que de verdad importa. Por desgracia el importe de estas becas se ha ido recortando cada vez más en los últimos años, y de haber conseguido Madrid los Juegos de 2020 habría alguna esperanza, pero tras el veredicto del COI ésta se ha esfumado (de hecho han esperado al lunes siguiente a la elección de la sede para dar el listado de becados), y de seguir así estas ayudas acabarán reducidas a su mínima expresión.

¿Entonces cual es la solución?

Desde mi punto de vista solo hay una solución posible: la inversión privada. El Estado debe de impulsar y facilitar la inversión privada tanto en el deporte como en la cultura, actividades éstas que por si mismas son muy poco rentables.

Esto es posible mediante una Ley de Mecenazgo (pendiente desde hace meses) bien redactada, que de verdad incentive que las empresas e incluso los particulares ayuden al mantenimiento del deporte y la cultura nacionales, con bonificaciones de impuestos equivalentes al menos al 70% del importe donado, para que el atractivo de donar no esté tan solo en la mejor imagen de la empresa, sino que tenga un reflejo en sus cuentas.

Esta ley también sería muy útil para regularizar las federaciones y clubes deportivos (muy dispersos en cuanto al cumplimiento normativo), puesto que a partir de este momento todo aquel club, asociación o federación que no sea declarado de utilidad publica se quedará sin ayudas, ya que sus donantes no podrán desgravarse las donaciones y lógicamente se irán a la competencia a donar.

Para terminar: La Flauta Mágica de Mozart, tocada con guitarras eléctricas por David Escobar, un descubrimiento que debo de agradecer a Discopolis: